Si no es ahora

septiembre 25, 2006

En alguna hoja de la memoria, cuadriculada o rayada, pedida prestada de algún cuaderno de primaria tenía por ahí anotados varios planes de lo que quería hacer con mi vida cuando fuera grande [o antes, si hubiera chance].

Uno de los planes más obvios: Cantar con Timbiriche.

[ok, ya pueden dejar de reírse].

Bastante ñoño el sueño [por no decir imposible] dadas mis nulas cualidades vocales e interpretativas y mi falta de contactos en el medio artístico. Además de que era yo más pequeña que la edad promedio de los timbirichos, lo cual constituía otro impedimento [que conste que hablo de edad - de mi 'petite' estatura ni hablamos].

Aquella "wishlist" que todos hemos hecho alguna vez, por lo general la vamos relegando entre la maraña de factores que, al crecer, vamos aprendiendo sobre la distinción realidad/fantasía, combinado con lo que la sociedad te va aconsejando que debes desear o ambicionar para ser feliz [un trabajo, una casa, un ipod, un viaje a Europa, ganarte la lotería, éxito, una hummer, etc].

Entre toda esta revoltura de imposiciones y símbolos de estatus se te va perdiendo el sueño de ser la novia de Benny, ves cada vez más 'blureado' eso de ser futbolista profesional y ni se diga el de ser director técnico de Pumas [con la consecuente ambición de dirigir a la Selección Mexicana], tener un cine para ti solito parece bastante caro, escribir un best-seller se ve cada vez más lejano, ser piloto, bombero o presidente de México [jaaaajajajaja!] y ganarte un viaje a Disney empiezan a parecer sueños bastante ridículos. Y así todo aquello que se les ocurra.

Por otra parte, el otro día, platicando con una contemporánea amiga, nos dimos cuenta de que esto de ser 'fan' de algo o alguien a los 30 es mucho muy diferente a ser 'fan' a los 8, 15 o 20. Por una sencilla razón: ¡Los famosos ya te pelan! Como tu 'approach' es ahora súper alivianado y no estás esperando vivir con ellos 'por siempre felices comiendo perdices', adoptas más fácilmente una actitud 'cool', también por que ahora entiendes que aquél o aquella idolatrada son igual de humanos que tú... A mí ya me responde mis e-mails el filósofo Alain de Botton y a mi amiga le contesta Tom Landa de los Paperboys [ ok, bastante desconocidos pero vale la pena escucharlos: www.paperboys.com/music.html ].

El punto es: No hagan bolita ni echen al bote de la basura del olvido ese papelito de los sueños y deseos guajiros - Háganme caso... se van a arrepentir. Porque cuando tengan frente a sus ojos a Benny [bueno, un poco más arriba porque es altísimo] una de dos: o les vale gorro... o se sienten la persona más ridícula y zonza del planeta.

En cambio, si guardan ese papelito, valiéndoles queso lo que digan los demás - el día en que tu deseo se hace realidad [de la forma que sea... aunque no sea exactamente como lo imaginaste - de hecho ten en cuenta que NUNCA es exactamente como lo imaginaste], regresas, aunque sea por 5 segundos, a sentir esa misma emoción de cuando tenías 8 años. Y vale la pena el 'oso' - de verdad.

En lo personal, les puedo decir que ya se me han cumplido algunos sueños - y ninguno fue en el momento que yo esperaba:

• Conocí a un cantante gringo por el que moría cuando tenía 15 años, comí con él y me invitó a su concierto [no puedo decir a quién porque dejarían de escuchar mis recomendaciones musicales - jeje].

• Me gané un viaje a Disney, al que fui junto con mi mamá y mis hermanas [bueno, se lo ganó una de mis hermanas, pero para el caso es lo mismo], ya no éramos unas niñas, pero igual nos divertimos.

• Me gané unos boletos de cine gratis por un año para dos personas.

• Publiqué un artículo sobre mi papá en un conocido periódico y recibió buenas críticas.

• Estoy pagando mi propio depa... no es la mansión de las Barbies, pero me emociono igual al decorarlo.

• Ya me he topado con Benny 2 veces en esta vida. La primera vez platiqué con él y le regalé un mala que traje del Tibet [un collar para llevar la cuenta de los mantras u oraciones budistas - de esos que ahora recomiendan en las revistas de moda porque 'se ven muy nice' - argghhh!]. La segunda vez que ví a Benny [el viernes pasado] todavía recordaba el regalo, autografió mis discos y lo entrevisté para la nota de Gabriel Medina en Función [Excélsior 24 de septiembre].

• Y reencontré a mi "Amor Primero" [entonces yo no lo sabía, pero él sí] - y ahora vivo con él. Él sigue con su sueño de dirigir a los Pumas... y le digo que no lo descarte - uno nunca sabe.

Ahí están los sueños y ahí están las oportunidades para alcanzarlos. Pero si olvidamos que existen ¿cómo vamos a reconocerlos cuando lleguen? Y cuando llegan y logras reconocerlos te traen 2 cosas básicas para sobrevivir a los 30:

1. La satisfacción de 'ponerle palomita' a ese pendiente insistente de tu 'wishlist' de las ahora 100 mil cosas que querías hacer y que no has hecho.
2. La misma sonrisa que tenías a los 8 años.

Efectos especiales

septiembre 22, 2006

La verdad es que hoy no voy a pasar mucho tiempo frente a la computadora, porque además sé que la inspiración y el material para el siguiente post me va a llegar hasta hoy por la tarde [luego les cuento].

Sin embargo, aprovecho para dar un valiosísimo 'copy-paste' a este texto, porque me parece que si les hiciera una crítica de la película 'Efectos Secundarios' sería desde mi muy limitada percepción y más bien, merece ser vista, sentida, pensada y disfrutada personalmente por cada uno de ustedes. Parafraseando un poco a Issa [directora de la película]: Escuchen... y dejen que les hable. [Osea: véanla y luego me cuentan].

P.D. El soundtrack también está muy chido.

Por lo pronto los dejo con esto que tomé prestado del sitio de 'Efectos Secundarios' :

INSTRUCCIONES PARA CUMPLIR 30

En el fondo, no hay nada que hacer. Siempre tendrás dieciocho, porque eres joven sólo una vez, pero inmaduro para siempre.

No hay instrucciones para cumplir treinta. Pero si las hubiera, serían estas:

- Haz una lista de todo lo que no te gusta de ti y luego tírala. Eres el que eres. Y después de todo, no es tan malo como te imaginas un domingo de cruda.

- Tira el equipaje de sobra. El viaje es largo, cargar no te deja mirar hacia delante. Y además jode la espalda.

- No sigas modas. En diez años te vas a morir de vergüenza de haberte puesto eso, de todas maneras.

- Besa a tantos como puedas. Deja que te rompan el corazón. Enamórate, Date en la madre, y vuelve a levantarte. Quizás hay un amor verdadero. Quizás no. Pero mientras lo encuentras, lo bailado ni quién te lo quita.

- Come frutas y verduras. Neta, vete acostumbrando a que no vas a poder tragar garnachas toda la vida.

- Equivócate. Cambia. Intenta. Falla. Reinvéntate. Manda todo al carajo y empieza de nuevo cada vez que sea necesario. De veras, no pasa nada. Sobre todo si no haces nada.

- Prueba otros sabores de helado. Otras cervezas, otras pastas de dientes.

- Arranca el coche un día, y no pares hasta que se acabe la gasolina.

- Empieza un grupo de rock. Toma clases de baile. Aprende italiano. Invéntate otro nombre. Usa una bicicleta.

- Perdona. Olvida. Deja ir.

- Decide quién es imprescindible. Mientras más grande eres más difícil es hacer amigos de verdad, y más necesitas quien sepa quién eres realmente sin que tengas que explicárselo. Esos son los amigos. Cuídalos y mantenlos cerca.

- Aprende que no vas a aprender nada. Pero no hay examen final en esta escuela. Ni calificaciones, ni graduación, ni reunión de exalumnos, gracias a Dios. Felices treinta, viejo. Bienvenido al resto de tu vida.

www.efectossecundarioslapelicula.com
www.efectossecundarios.blogspot.com

Viaje al fondo de un vaso de leche

septiembre 20, 2006

Como todos los años, el 19 de septiembre los noticieros mexicanos dedican un gran espacio al recuerdo del terremoto de '85 en el DF. Tantito por verdadera conciencia de la magnitud del evento - tantito por rating y morbo de las nuevas y viejas generaciones. Emprendemos el viaje hacia los miedos y los recuerdos incompletos, al ver los videos, las fotos, la inolvidable interrupción del noticiero Hoy Mismo mientras Lourdes Guerrero narraba el momento del desastre.

Es un día y muchos días posteriores a él que dejaron todo tipo de historias... desde las más crueles e inverosímiles hasta las que provocaban risas y canciones como aquella de ¿dónde te agarró el temblor?

Esta última pregunta, para mucha gente de mi generación es uno de los temas de conversación más socorridos junto con aquello de ¿cuántos episodios tuvo Don Gato? ¿cómo se llamaban los niños que cuidaba la Señorita Cometa? y ¿cómo se llamaba el perro de 'Ahí viene Cascarrabias' al que se le caía la naríz?

Pues yo miraba al fondo de un gran vaso de leche con chocolate, sobre un mantelito de vinil que no recuerdo de qué era [seguramente de Mickey Mouse o de aquellos dinosaurios de Burger Boy], en mi primer encuentro cercano con un temblor - que horas después sabríamos que en realidad había sido terremoto.

Me recuerdo sentada en un banquito, desayunando medio adormilada en la barra naranja de la cocina [muy a-go-gó la decoración] cuando [según yo] "alguien" me movió la mesa... Pues nada, que la lámpara también se mueve, que mi mamá [en ese entonces embarazada de mi hermana menor y a días de que naciera] abraza a mi otra hermana y se quedan detenidas del marco de la puerta. Y que baja mi papá corriendo en bata [se estaba bañando] a detenerme a mí y a la pequeña cantina con ruedas que estaba a punto de estamparse con la puerta de la entrada. Tengo la firme imagen de que el piso estaba inclinado unos 45º [suena exagerado ¡pero recuerden que era yo pequeña!]. Creo que aún así nos llevaron a la escuela, pero como suspendieron las clases, regresamos a la casa.

Ese día tuve mucho miedo.

Y el miedo aumentó al día siguiente cuando hubo una réplica, bastante fuerte también y por la noche. Creo que varias noches dormimos en la recámara de mis papás - por si las moscas.

Es difícil controlar el miedo a lo desconocido, a lo inexplicable [aquí no cuentan las explicaciones de la Miss de Ciencias Naturales], a lo inesperado, a cualquier cosa que amenaza tu existencia y la de tus seres queridos y más aún cuando te vas dando cuenta de todas las consecuencias que pueden tener unos cuantos segundos de movimiento. Este miedo despierta todo tipo de razonamientos: ¿Qué pasa si me quedo sin familia? ¿por qué les pasó a otras personas y no a mí? ¿será que a todos nos toca esa suerte, pero a diferentes tiempos? ¿tengo que hacer algo especial para evitar que eso me pase? ¿por qué le puede pasar eso a alguien sin importar si se porta bien o mal?

Después de ese día me acuerdo que cada noche, junto a mis oraciones, hacía un recuento bastante pesimista de todo lo malo que se me ocurriera que podía pasar: Terremotos, maremotos, incendios, que se cayera un avión, etc. [obviamente no eran tantos los desastres dado lo reducido de mi universo a los 9 años]. Parecería una lógica, ahora que lo analizo, muy al estilo de las 'premeditaciones' de los filósofos estóicos como Séneca, que pensaban que ya todos tenemos un destino inamovible, que no se puede cambiar... así que mejor nos preparamos para lo peor, o en otras palabras, mejor nos ponemos "flojitos y cooperando".

Sin embargo la verdadera razón detrás del fatídico recuento, era mi necesidad de hacer un pequeño ritual que exorcisara toda la posibilidad de desastre, es decir, yo empezaba a entender en esa etapa de mi vida que no todo podía suceder como yo quería y que mis poderes de premonición nomás no funcionaban... Es más, todo parecía indicar que era al revés: Aquello que yo pensara, seguramente NO iba a suceder [claro que mis pensamientos incluían viajes sorpresivos a Disney en días de escuela, que no hubiera clases, que el fin de semana tuviera 5 días y que no fuera necesario estudiar para un examen].

Y así era como me protegía de lo inesperado haciendo listas mentales de desastres. Qué bueno que en ese entonces no sabía que igual de desastroso podía ser una enfermedad, terminar con el galán de la vida, vivir con la conciencia intranquila o perder una chamba... porque entonces el recuento se habría vuelto interminable y me habría convertido en insomne a muy temprana edad.

Ahora ya no hago recuentos, por la misma razón quizás supersticiosa, pero en sentido contrario: Todos los pensamientos son energía... y con la fuerza adecuada y la casualidad de tu lado, la energía puede convertirse en realidad [¡qué miedo!].

Así que mejor hagamos una pausa para pedir que aquellas personas que perdieron a algún amigo o familiar, hayan encontrado resignación, consuelo, razones, sentido... y pensemos en algo optimista que se pueda acompañar con un vaso de leche [y si le ponen chocolate, mejor].

Lucha interior

septiembre 18, 2006

Ayer el espíritu viajero, aventurero y un tanto kistch me llevó hasta el Toreo. ¿Alguna vez han ido a las luchas? Resulta que es un interesante experimento para reconocer lo mexicano de la lucha libre y todas las facetas de nuestra compleja personalidad. Y por mexicano me refiero desde el chavito de 5 años (y seguramente habían otros más pequeños), pasando por niños, jóvenes, adultos de todas las edades, hasta la señora octagenaria [¿fan de Octagón?] que no se pierde ninguna función de su luchador favorito.

Es un desmadre. Primero para llegar a tu asiento, que por supuesto, previamente te ha estado calentando una familia de 'rudos' que no se quieren quitar de ahí porque juran que el criterio que se debe respetar es el del acomodador despistado que ahí los sentó. Vale gorro que los asientos estén numerados. Después de un rato de negociación diplomática, la familia accedió a moverse unos lugares atrás y todos contentos.

Todo chido, empieza el show, empiezan a pasar las chelas, las papitas y unos juegos de pirotecnia que te transportan mágicamente al incendio del mercado de Tultepec.

Y como el punto no es hacer una reseña del evento, sólo les cuento que cual telenovela [¿alguien sigue pensando que a los hombres no les gusta ver dramas?], uno va pasando por todo tipo de emociones diferentes - y no podía ser de otra manera, siendo que igualmente, cada lucha va pasando por cosas tan ridículas como dramáticas, pasan por lo inesperado, lo chistoso y lo francamente asqueroso. Digo, después de un rato se te hace normal esto de los cuerpos embarrados de aceite, sudor, sangre natural (y a veces artificial), diamantina y maquillaje.

Lo que no puede ser normal y es justamente la causa mayor de asombro entre chicos y grandes, es la fuerza y la habilidad de luchadores y luchadoras, de todos tamaños y pesos. Algunos de los detractores [¿o poco conocedores?] de la lucha libre, dicen que es coreografía, que es puro cuento, que esto no puede considerarse deporte, etcétera - Pero ver volar literalmente a una mole de más de 100 kilos, verlo dar piruetas, saber caer, levantar al rival o hacerle una complicada llave, lo hace a uno darse cuenta, primero, de la poca condición física de la que gozamos - y segundo... aplaudir, gritar y levantarse del asiento!!!!

¡¡¡Y qué tal cuando estás en la segunda fila y ves que esa masa de músculos está a punto de caerte encima!!! Emoción total al ver que casi nos lleva la parca... Literal. La queridísima Parca, esa que entra con la música de Thriller, ídolo popular entre niños y treintañeros, estuvo a punto de caernos encima. ¡De verdad! - No creas que amablemente van y te piden permiso para ir y aventarte a un luchador, o que alguien llega a pedirte que les hagas un huequito para que ahí aterrice Mascarita Sagrada. Es el factor sorpresa. Sólo espero que eso de ver a la Parca tan cerca no sea una señal.

Lo que sí, de plano me causa conflicto es lo de la lucha extrema... ¿qué necesidad de poner jaulas, estrellarse sillas, botellas, lámparas halógenas, palos y escaleras? Eso no me late. Neta. Es como de cobardes y le quita dignidad al espectáculo. Nada más hay que ver la cara de espanto de los chavitos que seguramente repetirán las mismas escenas en casa con el consecuente descalabro de alguno de sus amiguitos.

Y es que la pasión con la que la gente vive la lucha es impresionante. Hay chavitas de 10 años que se desbaratan y lloran cuando su galán de galanes "El Zorro" pierde la cabellera y es condenado a traer una máscara espantosa que oculta su venerado rostro. Y la ambulancia que siempre está lista afuera de la arena, es tanto para auxilio de luchadores en desgracia, como de señoras con taquicardia que tuvieron demasiado cerca el show stripper de "El Elegido" o que tuvieron la suerte de tocar a "El Intocable".

Por ahí dicen que este tipo de aventuras en las que uno grita, mienta madres, se emociona y recarga el cuerpo con adrenalina, seguramente nos hace liberar tensiones y relajarnos - Mejor que cualquier spa o clase de yoga. Pero a uno de nuestros acompañantes le pasó justo lo contrario - ¡Estaba estresadísimo! Era la primera vez que iba y supongo que no se sentía todavía muy cómodo expresando su furia frente a aquella desconocida multitud. Me decía "¡Es que cómo esto puede ser liberador, si yo estoy en el estrés total!". Al final de la última lucha en la que se enfrentaron mexicanos vs. gringos de la TNA, nuestro amigo ya no pudo más y dejó salir un estruendoso y cariñoso saludo a la infeliz procreadora de uno de los blondos adversarios.

Relax total.

Todos salimos convencidos de lo adictivo que puede ser la lucha libre y créanme que para olvidarse de las tensiones y relajar los músculos (exepto los faciales, porque te ríes tanto que sales con dolor de mandíbula), nada mejor que la lucha libre.

Claro, después del fútbol.

::claus::

El 'después' del viaje

septiembre 15, 2006

Esta era la columna inicial de 'Viaje por Uno' de la que hablaba en el post anterior [qué raro.. un 'post' anterior cuando debiera ser 'posterior']. Bueno, el caso es que éste es aquel intento de columna:


Mayo 26 2001

De nuevo en casa y me pregunto si realmente esta es mi casa. Todo es conocido, familiar, propio y a la vez ya no es mío. Fui de otros lugares, fui de otro tiempo, fui del silencio y de la alegría. Mías fueron las montañas, los ríos, las aves, la gente. Y a la vez no fueron míos, ahora entiendo que yo quise ser con ellos.

• Inventario e invención

México - Holanda - India - Nepal - Tibet - México. Sesenta y cinco estampillas, treinta y dos rollos por revelar, una campana, tres zaris, una dulce tarjeta de cumpleaños, un mapa en un idioma que no entiendo, nueve boletos de museos y monasterios, tres cassettes de música india, una caja de incienso, varias rupias en peligro de extinción...

Una bolsita de té de darjeeling, diez postales que no envié, una servilleta del restaurante Luden, una pluma del Van Gogh Museum, un elefante de sándalo, una tangka, una copia del Ramayana, un folleto de un spa en Tepoztlán (una larga historia), una libretita llena de apuntes, direcciones, garabatos y un inventario que podría seguir...

Veinte horas de vuelo acumuladas, dos noches sin dormir, cansancio, tres días de mirada perdida, una semana de pasos difíciles con la conciencia adormilada, una canción de U2 que repito como mantra, una baja considerable de pastillas para el dolor de cabeza y más allá del jet lag una enorme sonrisa... ¿Qué queda después del viaje?

• Empacar/Desempacar, eterna dualidad

Empacar no es cosa fácil, ni siquiera después de ocho veces de práctica porque siempre hay que arreglárselas para encontrar espacios imposibles para compras imposibles.

Y creo que desempacar es más difícil. No me refiero al ritual conocido de llegar al cuarto, buscar la llave del candado de la maleta (este procedimiento siempre toma más tiempo del que calculamos), forzar el candado, caer en la desesperación, enojarnos, culpar a la persona más cercana de nuestra mala suerte, encontrar la llave en el lugar más obvio, abrir el candado, abrir la maleta, romper el cierre, sacar lo necesario y colgar la ropa o guardarla en un cajón y salir a comprar una nueva maleta.

Por desempacar me refiero a todo lo que hacemos al final del viaje, la conclusión, el difícil acto de "deshacer la maleta", es decir, regresar la maleta a esa prisión oscura e involuntaria del clóset, porque en definitiva la maleta queda desecha... física y moralmente.

Sacar la ropa sucia, los regalitos, encargos y souvenirs constituye también un evento sin importancia. Pero en este lado del universo, abrir la maleta significa abrir la caja de Pandora. Significa que todos aquellos pasajeros incógnitos salen de su encierro para invadir mi vida: anhelos, emociones, máscaras, recuerdos, preguntas, respuestas, ideas, palabras, formas de ver el mundo, caras, olores, sabores, colores. Todos son nuevos, viejos, propios y extranjeros. Todos pasaron desapercibidos en la aduana.

Para este tipo de contrabando sólo hay dos formas de redención: perseguir sin piedad a esos demonios que deambulan en libertad... y escribir sobre ello. Tarde o temprano tenemos que sacar todo, tiene que haber una catarsis. Algunos se conforman con revelar las fotos e invitar a los amigos un cafecito para contar las aventuras. Creo que no es mi caso.

En un plano más terrenal, también están los demonios de los "hubiera": todo lo que no compré, lo que se me olvidó hacer, lo que no visté, lo que no aprendí, lo que pude haber traído conmigo y no traje.

• Viaje ahora... reflexione después

Es difícil imaginar que cuando uno termina un viaje inicia, de alguna manera, un viaje más. Pero así sucede sin que nos demos cuenta. Ya no se requiere boleto de avión, pasaporte ni equipaje. Sólo un poco de reflexión para responder a ciertas preguntas inevitables que se van colando en la vida.

El verbo viajar debería ser irregular de origen, porque su destino también suele ser irregular. En el pretérito es más un "aprendo" que un "viajé", en el presente es más un "vivo" que un "viajo" y en el futuro es más un "extraño" que un "viajaré" (aunque nunca debe descartarse la diaria posibilidad o esperanza de emprender un nuevo viaje). Este es el tipo de complicaciones posteriores a las que se hace acreedor el viajero.

El viaje es mirada, encuentro, saludo, despedida. Es moverse, caminar, correr, trasladarse, rotar, volar, nadar, aprehender y soltar. Nos deja quietos, nos cambia, nos llena de colores, nos ilumina desde nuestro propio centro. El viaje es reminisencia, huella, es un fino halo de nostalgia y un nuevo brillo en los ojos. El viaje es nunca regresar al mismo punto de donde se partió.

• ¿Qué queda después del viaje?

India, Nepal y Tibet, lugares donde la brújula de la reflexión se detiene a pedir instrucciones. No es casualidad que Oriente sea una moda. Oriente responde preguntas actuales, válidas, vitales para el tiempo que vivimos.... pero también propone muchas preguntas que inevitablemente se vinieron en la maleta. Oriente es claridad y contradicción, avance y retroceso. A fin de cuentas, Oriente no es qué tan lejos, sino qué tan profundo.

Así empezó esta travesía, como una pregunta necia, constante. Fui hasta el otro lado del mundo, exactamente el paralelo opuesto al de México, respiré ese aire barnizado de especias, sumergí mis manos en agua sagrada y encontré refugio bajo el techo del mundo. Ahora (palabra mágica que aprendí en el Tibet) ¿qué queda después del viaje? Ya pasaron tres meses y no logro completar la respuesta a mi pregunta.

Así quiero compartir estas líneas, vaciando un poco de aquello que el alma recuerda, para ver si logro responder la pregunta. De antemano me disculpo por la falta de datos concretos, la mala memoria para precios, nombres, lugares y todo aquello que no percibí.

A todos los involucrados en el viaje, ahora lejanos y viviendo sus vidas, si llegana toparse con estas palabras, acepto cualquier queja y reclamación por lo que escriba de más y por lo que no escriba. Para todos va un enorme "gracias" cuya sinceridad espero brille entre todo este palabrerío.

Dudas, aclaraciones, comentarios y respuestas... se quedan en este blog.
Preguntas... creo que ya tengo suficientes con estas.

::claus::

Nota: todas las fotos en este blog son originales aunque las haya tomado con una cámara prestada... si se las vuelan espero sea para algo bueno y porque les hayan encantado.

Pues no sé bien cómo vine a dar a escribir un blog [y seguro que así empiezan tres millones de blogs - qué original!!!]... El caso es que trataba de escribir una opinión a otro blog y así tecleando y dando 'enters' acabé creando una cuenta propia - como la cuenta bancaria - en donde planeo invertir algunas letras y obtener como único rendimiento a tasa variable [como todo en la vida] nada más que la oportunidad de no quedarme con palabras atoradas, con historias que tengo 'en la punta de la lengua' y de terminar de una vez por todas con la flojera [y terror] de averiguar si lo que escribo importa o no, interesa o no, produce alguna pregunta o involuntariamente encuentra alguna respuesta.

¿Y por qué Viaje x Uno?

Bueno, Viaje x Uno era el nombre original de aquella columna de viajes que nunca hice, aquella columna que empecé a escribir y nunca publiqué... porque el viaje inició una vez en 2001 en un México-Amsterdam-India-Nepal-Tibet... y viceversa] - Suena interesante, y hasta un poco 'choteado' con eso de que ahora todos son budistas y le invitan chelas al Dalai, saben de cristalitos, ángeles, qigong (chikún - jeje) - pero al final estaba tan llena de información visual, auditiva, olorosa y táctil que he tardado varios años en procesar y desmenuzar para poder ser capaz de expresar algo.

Y entonces empezó el viaje un abril de 2001, casi un año después de que murió mi padre [y mi forma de ser y vivir como hasta entonces había sido] y luego de algunos millones de procesos mentales, espirituales y choques de frente contra la realidad, me doy cuenta que los viajes no terminan. Uno [yo, tú, él, ella...] siempre está en un continuo viaje sin importar si cambiamos o no de punto geográfico en el planeta Tierra.

Y resulta que uno de los viajes más largos es crecer, otro más corto [pero que puede parecer eterno] es lograr llevar tus fodongos piecesitos desde la cama hasta la regadera, sobre todo cuando tienes que trabajar en algo que no te gusta. En fin, si lo vemos de esta forma, todo es un viaje. Pero el viaje más importante de todos es el viaje por uno mismo; ese viaje que quieres evitar para no encontrarte con tus miedos, tus tristezas, y menos con el verdadero viajero protagonista tal y como es, al que quizás alucinas por verlo todos los días frente al espejo, escuchándolo decir las mismas estupideces, los mismos chistes, el mismo "ya ahora sí me voy a poner a dieta" [cosa que nunca sucede].

Qué aburrición vivir con la misma persona todos los días, dormir con ella, levantarte con ella, escuchar sus pensamientos, sus traumas, sus aparentes limitaciones TODOS LOS DÍAS... claro, todo esto es hartante cuando lo haces por 30 años, cuando no tienes la mínima intención de aprender de ella, de hacer el intento por conocerla, de hacer el intento por entender su historia [todos tenemos una laaarga historia], y cuando cada vez que la ves frente al espejo le ves la arruga, el grano, la lonja - en lugar de aceptarla como es y quererla mucho [por cierto que "querer" es un acto de voluntad y puede convertirse en hábito a base de repetición].

Bueno pues por esta persona de 30 años [o los que dices que tienes] es por donde empieza el viaje más arduo, más molesto y trabajoso - Y también el más reconfortante.

Todavía no decido cuáles de estos viajes publicar aquí, pero ya lo veremos. Este blog será otro de esos tantos viajes y tendré que elegir cuidadosamente el equipaje para evitar llevar traje de baño al ártico o abrigo al trópico - el clima lo decidirán ustedes con sus comentarios.

De cualquier forma, el viaje lo hace el camino, el destino es lo de menos.
Empecemos el viaje.

::claus::