El Genio de mi Lámpara

agosto 24, 2007


Voy hacia allá. Nadie intente detenerme. Y entonces llega la Vida, te toca en el hombro y te hace varias preguntas antes de que intentes salir corriendo hacia donde tú crees que vas:

"¿Te acuerdas que hace unos meses querías...
... regresar al diseño editorial?"
... retomar el diseño de periódicos?"
... conocer y hablar con gente de otras culturas?"
... sentirte segura en un lugar en donde pudieras expresar libremente tus opniones?"
... volver a trabajar con gente que valora lo que sabes?"
... un trabajo que quedara tan cerca de tu casa que pudieras llegar caminando?"
... un mejor sueldo?"
... enfrentarte a nuevos retos personales y profesionales?"
... trabajar con gente que sabe que la vida está allá afuera?"
... un trabajo que te permita seguir con tu propio negocio?"
... tener cerca a un experto en servicio técnico de mac?"
[básico para la supervivencia del diseñador y su máquina]

Obviamente respondí que sí.

Entonces la vida que es tan sabia y que siempre se acuerda de todo lo que le pedimos [aunque no siempre nos lo concede cuando nosotros queremos - algún truco había de existir] sacó de su bolsillo una lámpara. La frotó. Y salió un enorme genio, con el poder de 500 elefantes y 1000 camellos [ja! exageré - fueron como 20], que me dijo con voz profunda:

"Tus deseos son órdenes".

Bueno, en realidad fue una genia que me citó en el Starbucks de Pilares, porque todavía no tenía oficina. Y entre frapuccino, macchiato, y humo de cigarro, me dijo que la alfombra mágica despegaba el 16 de agosto de 2007 hacia la tierra de las Mil y Una Noches [aunque todos esperamos salir diariamente con luz de día - y con Mil y Una Historias qué contar].

"¿Qué onda? ¿le entras?"

Obviamente respondí que sí.

No pienso descuidar Lettera Tinta, a la que tanto esfuerzo y creatividad le hemos invertido. Pero ya estoy trepada en una hermosa alfombra mágica que se llama The News y hasta ahora, creo que no pude haber encontrado mejores compañeros de viaje.

Todavía estamos construyendo el mapa, acumulando provisiones y conociendo nuestras nuevas funciones. Todavía no puedo platicar mucho, pero les puedo decir que esto del periodismo es muy emocionante.

Definitivamente la vida me sigue sorprendiendo. Quizás porque sigo dejando que me sorprenda.