Concurso de Talento

mayo 16, 2007

Esa que ven en la foto no soy yo. Porque ahora resulta que mis hermanas dicen que cuando subo a un escenario me transformo y soy otra persona - y peor aún, que ya descubrieron que la única forma con la que consiguen desvelarme hasta tempranas horas de la madrugada es conectándome a un karaoke.

Este es el resultado de mi sueño frustrado de ser cantante, actriz o bailarina profesional, luego de haber probado las mieles del éxito por 6 años [de los 5 a los 11 años de edad] en los que demostré mis habilidades en hawaiiano, tahithiano, tap, jazz, y por supuesto maga del disfraz y la caracterización [de can-can, de florecita, de norteña y de sirenita de los mares del sur saliendo de una gran concha de mar, etc].

Hace como 25 años pisé por primera vez un escenario... y me enganché. Es adictivo, la neta. Desde el patio de la escuela hasta el Teatro Ferrocarrilero, pasando por el Hotel Fiesta Palace y La Quinta [nada más me faltó hacer el 'openning act' en los conciertos de Lila Deneken 'la número uno uno uno' en 'El Patio' de la calle de Atenas].


La buena noticia para todos ustedes y escuchantes que habitan este planeta Tierra y las galaxias cercanas, es que NO CANTO NADA. Pero nada de nada. Nomás le hago al cuento y es divertido hacerle al cuento [por eso mejor escribo], y para bailar también le hago al cuento.

En teoría, ya debía haber terminado mi etapa circense del show, el reflector y los concursos de talento, como aquella vez que bailé una coreografía de 'Mame' con mi inseparable amiga Cynthia, enfundadas cual pequeñas salchichitas quemadas en un 'payasito' negro, con mallas negras, cinturón dorado, bombín y relucientes zapatos de charol con tapitas de metal adquiridas en el Miguelito de Medellín, en la Roma. Como si estiviéramos audicionando en Broadway [ja!], nuestro repicar metálico se escuchaba sobre el concreto frío de las 8 de la mañana en la explanada del palacio municipal de Nezahualcóyotl. Creo que algo ganamos, pero la verdad no lo recuerdo.

Lo que sí recuerdo es que mi escuela de baile quedó en 2º lugar en coreografías y 1º en vestuario en un concurso nacional de Hawaiiano en nada más y nada menos que el imponente Teatro Polinesio de Reino Aventura. Nada más frustrante que estar encerrada en un camerino de palitos de bambú, con tu mamá y otras veinte escuinclas y sus mamás, todas con sus chapas de heidi, faldas de rafia pesadas como el plomo y corpiños resbaladizos sobre nuestros aún inexistentes pechitos - mientras tus primos llevados a la fuerza para ser 'la porra' se subían al Pulpo y a la Canoa Karakatoa.

No se permitía el maquillaje exagerado ni usar brillolina en el cuerpo, de esa que vendían ya en 'roll-on'. ¡Teníamos 8 años, por favor! Pero no faltaba la típica 'mamá de Lucerito' que se ponía al tú por tú con alguna pequeñuela para arrebatarle las maracas más bonitas, los pois o las motas de rafia mejor hechas para su zonza retoña que las había olvidado en casa.

Segundo y primer lugar, pero esa vez ganamos y festejamos. Y fuera de un concurso de ilustración en mis épocas de estudiante de Diseño [con especialidad en Cargadora de la Central de Abastos por la cantidad de cosas que llevaba y traía a diario], pensé que ahí concluía mi etapa de los concursos de talento... cuando de pronto, a mis 31 primaveras de edad y 10 de diseñadora gráfica, me encuentro con un concepto espantoso, desleal, cínico, seguramente hasta anticonstitucional y anti-derechos humanos: el temible SPEC-WORK [speculative work].

Resulta que desde hace algunos [pocos] años, a las empresas de todo el mundo, les dió por contratar profesionistas para tal o cual proyecto de diseño [editorial, publicidad, empaques, ilustración, etc.] a través de CONCURSOS - pues es tanta la oferta de profesionistas diseñadores [desde gente con maestrías y doctorados hasta técnicos egresados de escuelas Pato® ej. CNCI], que "se les hace fácil" pedir que manden sus propuestas de diseño para entrar "a concurso".

La situación es frustrantemente fácil:

a) En el MEJOR de los casos: Si les gusta tu diseño, te lo pagan. Si no les gustó, te dirán "gracias por participar", "luego te llamamos" y ya. Trabajaste de a gratis, invirtiendo recursos, imaginación, creatividad, conocimientos, experiencia y valiosísimo tiempo. Me cae que ni las sexo-servidoras ofrecen "muestras gratis" - y con eso demuestran mucha más digindad que muchos diseñadores que conozco.

Parece que no queda claro que los diseñadores ofrecemos un SERVICIO, no productos terminados. Igual que los abogados. Igual que los doctores. Igual nos quemamos las pestañas [y nos rebanamos el dedo con cutter] muchos años para ser PROFESIONISTAS y PROFESIONALES. Y en estos concursos vale un carajo tu experiencia, tu creatividad, tus conocimientos, tu asesoría, tu portafolio y tu cartera de clientes. El resultado "gusta" o "no gusta" [regularmente el cliente hace una encuesta entre la secre, el trainee de Merca, el señor de la limpieza, su señora y su señora madre - porque claro ¡tienen 'buen gusto'!]... Si el diseño funciona o no, si existe arquitectura de marca entre sus productos, si va dirigido al público target, si el diseño expresa las ventajas del producto y lo diferencía entre la competencia, si el empaque cumple con los requerimientos técnicos y de costos... vale pepino. Al cliente le gusta el color amarillo, porque ese dia desayunó huevo estrellado.

b) En el PEOR de los casos: Les encantaron tus ideas, y como el sobrino del dueño de la empresa también "hace dibujitos" le pasan tu propuesta, para que él la desarrolle. O bien, desarrollan una idea 'frankenstein' pegando con pritt todas las ideas que les llegaron porque seguro la suma de todas las propuestas debe ser mejor que una sola de ellas [lógico!]. También puede ser que ya tengan de antemano al ganador, pero necesitan 'licitar' para darle validez al proyecto, según sus estatutos financieros, sus requerimientos de Sarbanes-Oxley, etc.

Por supuesto tú no ves ni un peso y cuando ves el producto en el mercado, no te alcanza para pagarle al doctor que te salvó del infarto que tuviste. Claro que no hay contrato, ni lo habrá - el diseño no está protegido con un copyright© y tampoco te alcanza para pagar los SERVICIOS de un abogado para que lo averigüe [igual habría que hacer un concurso... ¡el que resuelva el caso mejor y más barato, a ese abogado le pago sus honorarios!].

Y sí, estoy enojada. Un cliente potencial me acaba de mandar a volar porque no quise mandar mis "muestras gratis" a concurso y dice que tiene una fila de gente que sí lo quiere hacer. Ni modo. Prefiero seguir siendo sensata y no contribuir a que esto les siga pasando a mis colegas, entre los cuales están mis 2 hermanas y quizás el futuro de mis hijos, sobrinos, nietos y tataranietos.

Un poco por coincidencia y otro tanto por que Mr. Google [¡el mejor amigo de mi tía Gena! - lo explicaré en otro post] me ayudó, encontré que ya existen organizaciones en contra de esta práctica maldita y que incluso las organizaciones internacionales de Diseño ya tienen una postura de total rechazo ante esto del spec-work:

FORO ALFA
http://www.foroalfa.com/A.php/Los_porques_de_los_concursos/79

AIGA
http://www.aiga.org/content.cfm/position-spec-work

NO!SPEC
www.no-spec.com

Creo que ya estamos grandecitos como para participar en concursos de talento [con todo respeto para Issa, que por cuestiones de investigación profesional acabó en una audición para American Idol y eso hace que la admire aún más]. Lo que me queda claro es que en estos concursos de diseño, tu talento es lo que menos importa. Tu talento ya debe estar plasmado en un currículum y en un portafolio de logros profesionales, en las recomendaciones que tus clientes y la gente con la que has trabajado hace de ti, de tu persona, de tu dignidad y tu coherencia como ser humano.

La necesidad de conseguir un trabajo o un cliente nuevo no puede ser motivo suficiente para trabajar de a gratis. Siempre tendremos el poder de elegir trabajar con dignidad y respetar la digna profesión de otros - y si eso implica ganar menos, ni modo.

Mientras pueda subirme a un escenario de vez en cuando a cantar karaoke, seré muy feliz.